Hombres del Peronismo

Leopoldo Marechal


Leopoldo Marechal (11 de junio de 1900 - 26 de junio de 1970) fue un poeta, dramaturgo, novelista y ensayista argentino.

Notas biográficas

Nació en Buenos Aires el 11 de junio de 1900. Fue maestro, profesor de enseñanza secundaria y en la década del 20 formó parte de la generación que se nucleó alrededor de la revista Martín Fierro. En la primera etapa de su vida literaria prevaleció la poesía. Publicó Los aguiluchos (1922) y Días como flechas (1926), inclinándose hacia el vanguardismo, pero en sus Odas para el hombre y la mujer (1929), con el que obtuvo el Primer Premio Municipal de Poesía, encuentra una voz propia y el equilibrio entre la novedad y lo clásico.

En 1926 viajó por primera vez a Europa, donde trabó amistad con importantes intelectuales y pintores como Picasso, Basaldúa y Antonio Berni. En 1929, nuevamente en París, se establece en Montparnasse y frecuenta a Aquiles Badi, Alfredo Bigatti, Horacio Butler, Juan del Prete, Raquel Forner, Victor Pissarro y al escultor José Fioravanti, quien luego esculpiría el busto del poeta en bronce. Fue durante esta experiencia en París que Marechal escribió los capítulos iniciales de Adán Buenosayres, que publicaría recién en 1948 luego de muchos años de elaboración.

El poeta se casa con María Zoraida Barreiro el 8 de enero de 1934, con la cual tiene dos hijas, María de los Ángeles y María Magdalena. Marechal obtiene la más alta distinción que otorga el país: Primer Premio Nacional de Poesía en 1940 con sus libros de poesía Sonetos a Sophia y El centauro. La esposa del poeta fallece en 1947.

La publicación de Adán Buenosayres en 1948, exceptuando el comentario elogioso de Julio Cortázar y algunas otras voces entusiastas, como las de los poetas Rafael Squirru y Fernando Demaría, a quienes dedicaría respectivamente la Alegropeya y la Poética de su Heptamerón, pasó en principio completamente inadvertida. Las cuestiones políticas no fueron ajenas a los motivos, considerando la abierta simpatía del escritor hacia el peronismo, en cuyo gobierno ocupó cargos oficiales en el campo de la educación y de la cultura. En Adán Buenosayres, el periplo simbólico que emprende el poeta Adán, protagonista, tres días antes de su muerte por la geografía urbana y arrabalera de un Buenos Aires metafísico, retratando en el camino a algunos reconocibles personajes de la literatura de entonces y tocando registros que van del humor a la epopeya con un lenguaje eximio y por momentos deslumbrante, calaría hondo en la sensibilidad argentina de las siguientes generaciones de escritores. Marechal, por su parte, declaraba: "Al escribir mi Adán Buenosayres no entendí salirme de la poesía. Desde muy temprano, y basándome en la Poética de Aristóteles, me pareció que todos los géneros literarios eran y deben ser géneros de la poesía, tanto en lo épico, lo dramático y lo lírico. Para mí, la clasificación aristotélica seguía vigente, y si el curso de los siglos había dado fin a ciertas especies literarias, no lo había hecho sin crear 'sucedáneos' de las mismas. Entonces fue cuando me pareció que la novela, género relativamente moderno, no podía ser otra cosa que el 'sucedáneo legítimo' de la antigua epopeya. Con tal intención escribí Adán Buenosayres y lo ajusté a las normas que Aristóteles ha dado al género épico."[1] Como en Ulises de James Joyce, las claves pueden rastrearse hasta La Odisea de Homero y la doctrina judeocristiana (Marechal era un católico convencido), pero el séptimo libro, último y probablemente el más brillante de la novela, el "Viaje a la Oscura Ciudad de Cacodelphia", es ni más ni menos que una parodia del Infierno de La Divina Comedia de Dante Alighieri.

A diferencia de otros grandes contemporáneos, como Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez o Julio Cortázar, la fama de Marechal no ha brillado como debiera en el exterior, con la excepción de Cuba, donde el poeta viajó en 1967 invitado por el gobierno cubano para ser jurado del premio anual de literatura que otorga la Casa de las Américas. En la Argentina misma, su obra fue relegada al olvido durante décadas, debido a ciertas enemistades gestadas por algunos compañeros de su generación, por haberse destacado en cargos oficiales -a los que llegó antes del peronismo- y donde permaneció hasta 1955. Sin embargo su Adán Buenosayres (1948) está considerada por muchos como la novela fundamental de la literatura argentina.

En 1951 se estrena la obra teatral Antígona Vélez (basada en la Antígona de Sófocles). Por esa pieza teatral recibe el Primer Premio Nacional de Teatro. Escribirá Marechal dos novelas más antes de su muerte, acaecida en 1970: El banquete de Severo Arcángelo (1965) y Megafón, o la Guerra (1970), que estaba en la imprenta cuando fallece.

Las hijas del poeta han creado la Fundación Leopoldo Marechal Entre sus objetivos está preservar y difundir la obra de los autores de la generación martinfierrista. (ver Enlaces Externos.)El apellido Marechal es acentuado en la e pero el escritor dejó de usarlo hacia la década del 30. Puede verse claramente este tema en las dedicatorias de sus primeros libros. Cabe recordar que su abuelo Marechal era francés.

Marechal, cara al viento como un león

Por Roberto Bardini "Creo que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad y crecimiento, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las nuevas generaciones".

Estas líneas pertenecen a Leopoldo Marechal, nacido el 11 de junio de 1900 en el barrio de Almagro. Son parte de "Los puntos fundamentales de mi vida", un texto del escritor que publicó el suplemento Cultura y Nación de Clarín el 29 de marzo de 1973, tres años después de su muerte. En ese mismo texto póstumo, Marechal afirma:"Desde hace algunos años oigo hablar de los escritores comprometidos y no comprometidos. A mi entender, es una clasificación falsa. Todo escritor, por el hecho de serlo, ya está comprometido: o comprometido en una religión, o comprometido en una ideología político-social, o comprometido en una traición a su pueblo, o comprometido en una indiferencia o sonambulismo individual, culpable o no culpable. Yo confieso que sólo estoy comprometido en el Evangelio de Jesucristo, cuya aplicación resolvería por otra parte, todos los problemas económicos y sociales, físicos y metafísicos que hoy padecen los hombres". A Marechal también le pertenece esta frase: "¿Saben ustedes que durante una tormenta el león da la cara al viento para que su pelambre no se desordene? Yo hago lo mismo: doy la cara a todos los problemas: es la mejor manera de permanecer peinado".Lo dice un poeta, narrador, ensayista y dramaturgo que enfrentó todos los problemas que le salieron al paso y permaneció peinado, sin caer en "agachadas", hasta su muerte el 26 de junio de 1970. Hijo de un obrero mecánico uruguayo y madre argentina de familia vasca, Marechal también es católico y peronista. Nunca se arrepiente de su opción política a pesar de que tuvo que pagar un alto precio: el silencio editorial, el autoaislamiento, el desprecio oficial de los "vencedores" de septiembre de 1955."Crimen"... y castigo¿Cuál es el "pecado" de Marechal? Ocupar cargos públicos de 1944 a 1955. Por un lado, la cultura liberal representada por la revista Sur y los diarios La Nación y La Prensa no le perdonan al escritor su amistad con algunos intelectuales nacionalistas. Marechal era maestro de primaria, profesor de secundaria y bibliotecario; para mejorar su situación laboral en 1943 acepta el cargo de director del Consejo General de Educación, en Santa Fe, que le ofrece Gustavo Martinez Zuviría, entonces ministro de Instrucción Pública. Al año siguiente, Ignacio Anzoátegui lo invita a colaborar en la recién creada Secretaría de Cultura y lo designa director generalPor otro lado, la inquisición liberal instaurada por la autodenominada "revolución libertadora" de 1955 condena durante décadas a este hombre -uno de los mejores escritores argentinos del siglo XX- porque desde el 17 de octubre de 1945 adhirió al peronismo. Él mismo relata su temprano respaldo a aquella gesta popular y sus posteriores consecuencias: "Me vestí apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo a la Plaza de Mayo. Vi, reconocí y amé los miles de rostros que la integraban: no había rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su líder. Era la Argentina invisible que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar sus millones de caras concretas, y no bien las conocieron les dieron la espalda. Desde aquellas horas me hice peronista. Decidí entonces, con mis hechos y palabras, declarar públicamente mi adhesión al movimiento y respaldarla con mi prestigio intelectual, que ya era mucho en el país. Esto me valió el repudio de los intelectuales que no lo hicieron y que declararon al fin mi proscripción intelectual". Una voz solitariaEn 1949 se publica Adán Buenosayres, novela que Marechal elaboró durante 17 años. La crítica literaria hace silencio. Sólo se escucha la voz de un casi desconocido escritor de 35 años, que apenas ha publicado un librito de sonetos y una obra de teatro: se llama Julio Cortázar y no es peronista.Cortázar escribe en la revista Realidad (Nº 14, marzo-abril de 1949): "La aparición de este libro me parece un acontecimiento extraordinario en las letras argentinas. Se tiene constantemente la impresión de que el autor, apoyando un compás en la página en blanco, lo hace girar de manera tan desacompasada que el resultado es un reno rupestre, un dibujo de paranoico, una guarda griega, un arco de fiesta florentina del 'cinquecento', o un ocho de tango canyengue". Y finaliza el comentario: "Tal como lo veo, Adán Buenosayres constituye un momento importante en nuestras desconcertadas letras. Para Marechal quizá sea un arribo y una suma; a los más jóvenes toca ver si actúa como fuerza viva, como enérgico empujón hacia lo de veras nuestro. Estoy entre los que creen esto último, y se obligan a no desconocerlo".En 1955, tras el derrocamiento de Perón, Marechal inicia sus trámites jubilatorios. Cuatro años después publica La Poética, gracias a un grupo de amigos que paga la modesta edición. Con humor, se autodefine como "el poeta depuesto".Marechal le escribe a Cortázar en 1965 y le agradece aquel gesto de antaño. Desde París, el autor de Rayuela -que ya es famoso y sigue siendo antiperonista- le reitera su admiración: "Lo único bueno es recibir en cualquier momento de la vida una carta como la suya, y pensar que valía la pena haber roto una lanza en su día por una obra admirable e incomprendida". Los miserablesOtros no son tan generosos con Marechal. "Funcionario del régimen", lo llama Eduardo González Lanuza. "Bodrio con fealdades y aun obscenidades", escribe Enrique Anderson Imbert, refiriéndose a Adanbuenosayres, en su Historia de la literatura hispanoamericana (1954), aunque en posteriores ediciones bajó el tono. (Desde luego que hay que hacer un paréntesis para explicar quiénes son González Lanuza [1900-1984] y Anderson Imbert [1910-2000]. El primero es un químico industrial español radicado en Argentina, a quien Sur y La Nación le otorgaron categoría de poeta y crítico literario. El segundo, un cordobés que fue director de la página literaria del periódico socialista La Vanguardia y luego profesor en Harvard. Otro de los "méritos" de Anderson fue pronosticar un "oscuro futuro" para la obra de Jorge Luis Borges, una profecía fallida). Estos escribas tolerados, halagadores del sistema y críticos con sus compatriotas de talento por el solo hecho de discrepar políticamente, no son los únicos. La añeja cultura liberal funciona muy bien en Argentina: sabe proscribir de sus páginas a los que considera "políticamente incorrectos". Como el sistema que defiende, el aparato intelectual oficial también es culpable de "desapariciones forzadas" en el campo del pensamiento nacional y popular.En 1967, Marechal viaja a Cuba. Permanece en la isla durante febrero y marzo como jurado del concurso literario de la Casa de las Américas. Esta experiencia -como él mismo relatará después- significa una apertura de su visión política sin renunciar a su identidad cristiana y peronista, que lo acompañó hasta el último día de su vida, tres años después.

Al 17 de octubre: Era el pueblo de Mayo quien sufría, no ya el rigor de un odio forastero, sino la vergonzosa tiranía del olvido, la incuria y el dinero. El mismo pueblo que ganara un día su libertad al filo del acero tanteaba el porvenir, y en su agonía le hablaban sólo el Río y el Pampero. De pronto alzó la frente y se hizo rayo (¡era en Octubre y parecía Mayo!), y conquistó sus nuevas primaveras. El mismo pueblo fue y otra victoria. Y, como ayer, enamoró a la Gloria, ¡y Juan y Eva Perón fueron banderas!

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Obras

Los aguiluchos (1922)

Días como flechas (1926)

Odas para el hombre y la mujer (1929)

Laberinto de amor (1936)

Cinco poemas australes (1937)

Descenso y ascenso del alma por la belleza(1939)

El Centauro (1940)

Sonetos a Sofía y otros poemas (1940)

José Fioravanti (1942)

Vida de Santa Rosa de Lima (1943)

Cántico espiritual (1944)

Viaje de la primavera (1945)

Adán Buenosayres (1948)

Antología Poética (1950)

Antígona Vélez (1951)

Pequeña antología (1954)

La Poética (1959)

Autopsia de Creso (1965)

El banquete de Severo Arcángelo (1965)

Heptamerón (1966)

Poema de Robot (1966)

Las tres caras de Venus (1966)

Historia de la Calle Corrientes (1967)

Megafón o la guerra (1970)

Bambú Press [2005]



HOMBRES DEL PERONISMO - JUAN JOSE VALLE



 
El Teniente General post mortem Juan José Valle (n. Buenos Aires 1896 - 12 de junio de 1956, Buenos Aires) fue un militar argentino que en 1956 encabezó una fallida sublevación cívico-militar contra la dictadura militar autodenominada Revolución Libertadora del General Pedro Eugenio Aramburu. Derrotado el movimiento, Valle fue fusilado por orden de Aramburu, junto a otros revolucionarios. Por este acto algunos sectores han denominado a aquel gobierno militar como "la Fusiladora".

BiografíaCasado con una patricia porteña, Dora Cristina Prieto, tuvieron una sola hija: Susana Cristina (1936-2006).

Fue ingeniero militar a los 22 años. Su capacidad profesional e inteligencia le permitieron desarrollar su carrera militar en los más prestigiosos destinos. Antes del movimiento del 9 de junio de 1956 nunca había participado en política.

Revistó en el Colegio Militar de la Nación como jefe de sección y comandante de la Compañía de Ingenieros Zapadores Pontoneros. Su inteligencia y contracción al estudio motivaron que fuera profesor de la Escuela Superior Técnica.

Fue miembro de la Comisión de Adquisiciones en el exterior, en París, Francia, tiempo que aprovechó para continuar su capacitación profesional.

Sus sobresalientes aptitudes profesionales lo llevaron a ser nombrado jefe del Batallón 4 de Zapadores Pontoneros en Concepción del Uruguay y luego subdirector de la Escuela de Zapadores (hoy Escuela de Ingenieros), la misma que a partir de 2006 lleva su nombre, Inspector de Ingenieros y Director General de Ingenieros hasta la finalización de su carrera con el golpe de estado de septiembre de 1955.

Golpe militar de 1955, "revolución libertadora"El 16 de septiembre de 1955 comenzó una insurrección militar contra el gobierno constitucional del presidente Juan Domingo Perón. El 18 de septiembre el ministro Franklin Lucero solicitó por radio un parlamento entre los bandos opuestos y Perón envió una confusa carta al Ejército ofreciéndoles entregar su mando. En base a esta carta se constituyó una Junta Militar integrada por 17 generales entre los cuales estaba el general Valle, la cual inició negociaciones con los rebeldes y el 21 de septiembre conviene con ellos los puntos de acuerdo en base a los cuales se entregaría el poder, lo que se realizó el 23 de ese mismo mes.[1]

El poder fue asumido por un gobierno militar dirigido inicialmente por el general Eduardo Lonardi, removido poco después por el general Pedro Eugenio Aramburu quien asumió el poder el 13 de noviembre de 1955. Como parte de la política de ilegalización del peronismo, el gobierno militar dio de baja al general Valle.

Levantamiento de 1956
En la noche del 9 de junio de 1956 comenzó una insurrección cívico-militar peronista comandada por el General Juan José Valle. El movimiento se desplegó en varias partes del país, pero fue rápidamente desbaratado. En los enfrentamientos los sublevados mataron a tres personas -Blas Closs, Rafael Fernández y Bernardino Rodríguez- y tuvieron a su vez dos muertos -Carlos Yrigoyen y Rolando Zanera- sin contar, por supuesto, los que fueron luego fusilados.

Respecto del propósito de los rebeldes dice Page:

"El manifiesto que delineaba los objetivos del movimiento era un tanto vago; llamaba a elecciones a la brevedad posible y exigía la preservación del patrimonio nacional pero no decía nada respecto a Perón. Aunque un grupo de peronistas, individualmente, se unieron a la conspiración y las bases del partido la consideraban como un intento de entronizar nuevamente al conductor, la resistencia peronista se mantuvo a la distancia"[3]
El gobierno militar decidió efectuar un castigo ejemplificador y completamente inusual para la historia argentina en el siglo XX disponiendo el fusilamiento de los sublevados. Entre el 9 y el 12 de junio de 1956 27 civiles y militares fueron fusilados, algunos de ellos en fusilamientos clandestinos realizados en José León Suárez, antes de la orden de ley marcial, relatados en un clásico libro de Rodolfo Walsh titulado Operación Masacre.

Valle, muy deprimido por los fusilamientos que ya se conocían, se había refugiado en casa de un amigo, Andrés Gabrielli. Como insistía en presentarse Gabrielli se entrevistó con el capitán Francisco Manrique en la Casa de Gobierno y obtuvo la promesa de que se respetaría su vida. El 12 de junio Valle esperó que Manrique lo fuera a buscar y lo llevara al Regimiento de Palermo, donde lo interrogaron y condenaron a muerte. Manrique fue a ver al general Aramburu y éste se negó a conmutarle la pena aduciendo que después que se fusiló a suboficiales y civiles no se podía dejar de aplicar la misma pena al cabecilla del movimiento. A las 8 de la noche avisaron a su familia que a las 10 sería fusilado. Su hija Susana que tenía entonces 18 años corrió a ver a Monseñor Tato, que había sido expulsado por Perón en 1955, quien por intermedio del Nuncio Apostólico obtuvo que el Papa telegrafiara un pedido de clemencia a Aramburu, sin resultado.[4]

Juan José Valle fue fusilado el 12 de junio de 1956 en la Penitenciaría Nacional de la Ciudad de Buenos Aires, actual parque Las Heras (en las calles Coronel Díaz y Las Heras) donde se encuentra una placa colocada en su memoria y la de los demás fusilados. Antes de morir entregó varias cartas a su hija Susana, entre ellas una a Aramburu expresándole su perdón.

Carta a Aramburu

Este es el mensaje que Valle y sus hombres traían a los hombres de la patria y por el cual murieron :

Las horas dolorosas que vive la República, y el clamor angustioso de su pueblo, sometido a la más cruda y despiadada tiranía, nos han decidido a tomar las armas para restablecer en nuestra patria el imperio de la libertad y la justicia al amparo de la Constitución y las leyes.

Como responsables de este Movimiento de Recuperación Nacional, integrado por las Fuerzas Armadas y por la inmensa mayoría del pueblo —del que provienen y al que sirven— declaramos solemnemente que no nos guía otro propósito que el de restablecer la soberanía popular, esencia de nuestras instituciones democráticas, y arrancar a la Nación del caos y la anarquía a que ha sido llevada por una minoría despótica encaramada y sostenida por el terror y la violencia en el poder.

Conscientes de nuestra responsabilidad ante la historia, comprendemos que nuestra decisión es el único camino que nos queda para impedir el aniquilamiento de la República en una lucha estéril y sangrienta entre hermanos, cada día más inevitable e inminente.

Deploramos que precisamente desde el gobierno se haya cerrado sistemáticamente toda posibilidad de pacificar la República y alcanzar la armonía entre los argentinos, en contraposición con el sentido de responsabilidad, la tolerancia y la paciencia patriótica del pueblo.

La Nación entera, y con ella la tranquilidad, el bienestar y la dignidad de los argentinos han caído en manos de hombres y de fuerzas que aceleradamente retrotraen a la patria a épocas de sometimiento, de humillación y de vergüenza.

Su acción nefasta ha desquiciado y lesionado profundamente el orden político, económico y social de la República.

Este Movimiento de Recuperación Nacional, se lanza a la acción revolucionaria con objetivos claros y un programa concreto para restablecer la soberanía y la justicia social y devolver al pueblo el pleno goce de su libertad y sus derechos.

Declara objetivos fundamentales de su acción:


En lo político

Han violado y desconocido el imperio de la Constitución y de las leyes, sustituyéndolo por un llamado “derecho de la Revolución”, que no es otra cosa que el entronizamiento de la arbitrariedad, sin más normas ni vallas que la omnímoda voluntad de los que detentan el poder.

Se han avasallado así las garantías y derechos individuales, sustituyéndose a instituciones y personas de la jurisdicción de sus jueces naturales, sometiéndolos a tribunales y comisiones especiales expresamente prohibidas por la Constitución.

Se ha perseguido, encarcelado y confinado en verdaderos campos de concentración a miles de argentinos no sometidos a proceso y privados del derecho a la defensa, por razones ideológicas o políticas.

Por idénticas razones se ha privado a miles de argentinos de derechos esenciales, como el acceso a los empleos públicos y la participación activa en la vida cívica de la Nación, sin que tan graves penas provengan de la decisión de la justicia y ni siquiera del juzgamiento de la conducta de los inculpados.

Como consecuencia de esta arbitrariedad discriminatoria, que divide a los argentinos en réprobos y elegidos, se ha privado de sus empleos a miles de ciudadanos, sin tenerse en cuenta ni su antigüedad, ni su idoneidad, ni su conducta.

Se ha excluido de la vida cívica del país a la fuerza mayoritaria con el pretexto de inmoralidades y desviaciones en la conducta de algunos sus dirigentes; verdadera aberración jurídica y moral que podría llevar a la exclusión de todos los partidos, desde que todos padecen o padecieron en algún momento de males similares.

Se ha fomentado y organizado desde el gobierno la delación y el espionaje contra personas e instituciones, inclusive contra las Fuerzas Armadas.

Se ha impedido la libertad de prensa, uniformada al servicio del gobierno, interviniendo y entregando arbitrariamente los diarios y revistas a sectores políticos minoritarios adictos al mismo, clausurando los desafectos e impidiéndose la aparición de nuevos órganos de opinión independiente.

Todo ello unido a la monstruosidad totalitaria de un decreto-ley que bajo penas gravísimas prohíbe a los ciudadanos hasta el uso o empleo individual de palabras, fechas, símbolos, fotografías, nombres y expresiones que se proscriben, configuran los hechos más salientes de un plan siniestro, destinado a ahogar la libre expresión de la ciudadanía, y entronizar en el poder a minorías antinacionales que en su hora enajenaron el patrimonio del país y traficaron con el hambre y el dolor de los trabajadores argentinos.

Este desborde de la arbitrariedad ha culminado con la abolición de la Constitución Nacional vigente, sancionada por una Convención Reformadora libremente elegida por el pueblo, con la participación de los mismos sectores políticos que apoyan a la tiranía, Constitución que juraron acatar y defender los mismos que hoy la vulneran y suprimen a espaldas del Pueblo y al margen de su libre voluntad soberana, con el evidente propósito inconfesable de abolir disposiciones como las del artículo 40, que impiden la entrega al capitalismo internacional de los servicios públicos y las riquezas naturales del país, juntamente con otras también fundamentales como las que sancionan los derechos del trabajador y las que estatuyen la función social de la economía y la riqueza.

Por un acto arbitrario y despótico se reimplanta una Carta Fundamental ya superada por la realidad política, económica y social de la República, al amparo de cuya imprevisión y laxitud fue posible en otras épocas la entrega del país a las fuerzas internacionales del capitalismo y el sometimiento, el hambre y la humillación de nuestro pueblo.

Y para hacer más evidente la burla a la ciudadanía y la prepotencia de la arbitrariedad, ni siquiera se la reimplanta en todo su vigor como norma de convivencia o valla del poder, sino “en tanto y en cuanto no se oponga a los fines de la Revolución”, vale decir, en cuanto no se oponga a la voluntad omnímoda e Incontrolada del gobierno. Jamás, en toda la historia, gobierno alguno ha tenido el descaro de hacer semejante profesión de tiranía y despotismo.


En lo económico

Se han tomado medidas tendientes a quebrantar la industria nacional, depreciar la moneda, crear el desaliento en la inversión de capitales útiles, elevar los precios acentuando el desequilibrio entre éstos y los salarios, provocar sectores importantes de desocupación, que llevarán por hambre a los obreros a someterse a la voluntad del capitalismo.

Todo ello unido al desprestigio internacional de nuestra economía por el propio gobierno, a la acelerada contratación de empréstitos extranjeros y a la adopción de determinados compromisos anteriores, constituyen etapas de un plan destinado a retrotraer al país al más crudo coloniaje, mediante la entrega al capitalismo internacional de los resortes fundamentales de su economía.

En lo social

Se han desconocido legítimas conquistas de los trabajadores, se ha destruido la organización sindical —base indispensable de la paz social y del progreso del país—, mediante la intervención a la Central Obrera y a todos los sindicatos.

Se ha perseguido, encarcelado y confinado a miles de trabajadores, y se los ha privado arbitrariamente del derecho elemental de intervenir activamente en la vida de las organizaciones a que pertenecen.

En síntesis, desde el propio gobierno se ha realizado una acción sistemática tendiente a destruir la organización sindical y anarquizar a los trabajadores, acción que persigue la finalidad inconfesable de debilitar el frente social para posibilitar el camino del sometimiento del pueblo, y con él, del sometimiento de toda la Nación.


En las Fuerzas Armadas

Se ha tratado en toda forma de minar su unidad y su armonía y se han desquiciado sus cuadros con la baja o retiro obligatorio de centenares de jefes, oficiales y suboficiales que honraban a la institución por sus virtudes morales y su capacidad profesional.

Al mismo tiempo se ha obligado a muchos oficiales al desempeño de funciones civiles incompatibles con su estado militar, creándose hacia la institución un lógico resentimiento y desconfianza del pueblo, difícil de superar, y que es la semilla más criminal que podía haberse sembrado para dividir y anarquizar a la Nación.

Esto es, en lo fundamental, el panorama trágico de las horas difíciles que vive la República. La proliferación de conflictos sindicales, los actos diarios de sabotaje en todo el territorio del país y el continuo descubrimiento en toda la República de planes subversivos o actos de insurrección, denunciados por el propio gobierno, no son (como él pretende, para encubrir su responsabilidad y engañar a la opinión) fruto de la acción aislada de personas perturbadoras, sino síntoma del clima de opresión y subversión en que vive la República y expresión evidente del espíritu indomable y de la decisión del pueblo de reconquistar su libertad.

Tan grave estado de cosas impulsa nuestra determinación y nos decide a recoger el clamor unánime del pueblo, antes de que la República desemboque en una lucha fratricida que terminará por destrozarla.


El programa del Movimiento de Recuperación Nacional

I - En lo político

· Restablecer el Estado de derecho mediante la vigencia plena de la Constitución Nacional y el imperio de la justicia en un ambiente de real libertad y pura democracia.

· Consolidar la soberanía popular mediante la realización de elecciones generales en todo el país en un plazo no mayor de 180 días, con plenas garantías para todos los partidos políticos en el proceso electoral y preelectoral, incluida la utilización con iguales derechos de todos los medios de expresión y difusión.

· Prescindencia absoluta del gobierno en materia electoral y fiscalización de los comicios por las Fuerzas Armadas.

· Libertad efectiva y absoluta de prensa para todos los sectores de la opinión.

· Amnistía general y derogación de todos los decretos y medidas discriminatorias dictados por razones ideológicas o políticas.

· Libertad de todos los presos políticos y sometimiento a la justicia competente de los que hubiesen cometido delitos comunes.

· Reincorporación de los empleados y obreros eliminados arbitrariamente por razones ideológicas o políticas.

· Levantamiento de las interdicciones a personas y empresas e intervención de la justicia en los casos de violación de las leyes en vigor.

· Rehabilitación de los partidos políticos privados de personería v plena libertad para la formación de nuevas fuerzas, dentro de las normas establecidas por la legislación vigente.


II - En lo económico

· Revisión de las medidas de carácter económico y financiero que pudieran lesionar los intereses nacionales.

· Revisión de las medidas económicas y financieras que afectan seriamente el desarrollo de las actividades productivas.

· Restablecimiento de la plena ocupación y adopción de medidas para contener el alza del costo de la vida.


III - En lo social

· Devolución del gobierno de los sindicatos a los trabajadores y elección por los mismos de las autoridades de la Central Obrera en un plazo de 45 días.

· Libertad inmediata a todos los dirigentes y obreros detenidos por razones políticas o gremiales.

· Renovación de los convenios de trabajo, de común acuerdo entre los trabajadores y empresarios, mediante los procedimientos determinados por la legislación vigente al 20 de setiembre de 1955.

· Derogación de los decretos y medidas discriminatorias que impiden a miles de obreros su participación en la vida de los organismos gremiales.


IV - En las Fuerzas Armadas

· Reestructuración de las mismas con vistas a las necesidades de la defensa nacional.

· Reincorporación de jefes, oficiales y suboficiales que poseyendo valores profesionales y morales hayan sido dados de baja o retirados por razones políticas o ideológicas.

· Mantenimiento de los actuales cuadros con la única excepción que determinen los tribunales y organismos competentes que establece la ley.

V - En el orden internacional

· Respeto y cumplimiento de todos los convenios, pactos y compromiso internacionales concertados por el país dentro de las normas constitucionales y legales.

· Suspensión de la ejecución de aquellos compromisos contraídos en violación de tales normas, a fin de que oportunamente sean considerados por las autoridades legalmente constituidas por los órganos y procedimientos que estatuye la Constitución Nacional.

Sosteniendo tales principios y comprometiendo ante el pueblo de la República el fiel y estricto cumplimiento de los objetivos señalados, el Movimiento de Recuperación Nacional toma las armas, en defensa de la patria, decidido a pacificar la nación por el camino de la verdadera libertad, en el respeto de la Constitución y la Ley.

No hacemos cuestión de banderías porque luchamos por la patria que es de todos. No nos mueve el interés de ningún hombre ni de ningún partido.

Por ello, sin odios ni rencores, sin deseos de venganza ni discriminaciones entre hermanos, llamamos a la lucha a todos los argentinos que con limpieza de conducta y pureza de intenciones, por encima de las diferencias circunstanciales de grupos o partidos, quieren y defienden lo que no puede dejar de querer y defender un argentino: la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria, en una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

¡Viva la patria!

Buenos Aires, 9 de junio de 1956


Fermín Chávez
Fermín Chávez (Nogoyá, 13 de julio de 1924 - Buenos Aires, 28 de mayo de 2006) fue un historiador, poeta y periodista argentino, discípulo de José María Rosa.
Biografía
Hijo de un radical yrigoyenista, Chávez cursó Humanidades en Córdoba, Filosofía en Buenos Aires, y dedicó tres años a estudiar teología, derecho canónico, arqueología y hebreo antiguo en el Cuzco.

Junto con otros intelectuales católicos como José María Castiñeira de Dios se incorporó al peronismo, corriente política de la que sería militante activo durante el resto de su vida. En 1950 conoció a Eva Perón y se integró a su círculo de allegados. Después del golpe de estado que derrocó a Perón en 1955, participó intensamente en "la Resistencia", el movimiento clandestino de oposición a la dictadura del general Aramburu. En 1973 formó parte de la delegación que acompañó el regreso de Perón a la Argentina. Ocupó diversos cargos públicos durante los gobiernos justicialistas, y fue profesor en las universidades nacionales de Buenos Aires, La Plata y Lomas de Zamora.

Su carrera periodística comenzó en 1947 en el periódico nacionalista Tribuna. Escribió luego en diversas publicaciones peronistas como El Líder y Democracia; en los diarios La Capital, de Rosario; La Opinión; Mayoría y Clarín y en las revistas El Hogar, CGT, Dinámica Social, Todo es Historia, Crisis, para la que realizó varios cuadernos sobre temas históricos y Caras y Caretas, cuando reapareció en 1982. En 1949 fundó la revista de poesía "Nombre".

Desde 1974 vivía en una casa atestada de libros en la calle Chile, en el tradicional barrio de San Telmo de Buenos Aires. En 2003, por Ley 1090, la Ciudad de Buenos Aires lo declaró "Ciudadano Ilustre".

Fermín Chávez falleció a los 81 años, el 28 de mayo de 2006 a las 8:45, en el Sanatorio Julio Méndez de la ciudad de Buenos Aires, tras una descompensación cardíaca. Se hallaba sumamente afectado por el fallecimiento de su hijo Fermín Ricardo en un accidente aéreo en marzo de 2006.

Obra
En diciembre de 1956 publicó su obra Civilización y barbarie, obra que revoluciona el campo intelectual de la época.

Ha publicado más de 40 libros y muchos opúsculos sobre historia política y de las ideas, siguiendo las enseñanzas de Rodolfo Mondolfo, Nimio de Anquín y Víctor Frankl. Ha tenido cátedras en las Universidades de Buenos Aires, La Plata y Lomas de Zamora y cargos nacionales y municipales.

Publicaciones
Fue un destacado exponente del revisionismo histórico.

Ha publicado más de 40 obras, además de continuar la "Historia argentina" de José María Rosa. Algunas de ellas son:

Civilización y barbarie en la historia de la cultura argentina, 1a. ed. Buenos Aires: Trafac, 1956; 2a. ed. 1965; 3a. ed. corregida y aumentada, Buenos Aires: Ed. Theoria, 1974.
La historia a la vuelta de casa (con Ignacio Corbalán). Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1971.
José Hernández, 1a. ed. Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 1959; 2a. ed. Buenos Aires: Ed. Plus Ultra, 1973
Alberdi y el mitrismo. Buenos Aires: Peña Lillo, 1961.
Poesía rioplatense en estilo gaucho. Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 192.
José Luis Busaniche. Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 1964.
La vuelta de José Hernández. Del federalismo a la república liberal. Buenos Aires: Ed. Theoría, 1973
La cultura en la época de Rosas. Aportes a la descolonización mental de la Argentina. Buenos Aires: Ed. Theoría, 1973
'Perón y el peronismo en la historia contemporánea. Buenos Aires: Oriente, 1975. ISBN 950-9048-34-8
Eva Perón en la historia. Buenos Aires: Oriente, 1986. ISBN 950-9048-44-5
Eva Perón sin mitos. Buenos Aires : Ed. Fraterna, 1990. ISBN 950-9097-92-6 (ed. aumentada y corregida Buenos Aires : Ed. Theoría, 1996. ISBN 987-9048-11-3)
Aquí me pongo a cantar : poetas y trovadores del Plata. Buenos Aires: Ed. Theoría, 1993. ISBN 987-99211-1-9
Historicismo e Iluminismo en la cultura argentina.Buenos Aires: Centro Editor de America Latina, 1982. ISBN 950-25-0640-5
Perón y el justicialismo. Buenos Aires: Centro Editor de America Latina, 1984
Historia del país de los argentinos. 3a ed. Buenos Aires: Ed. Theoria, 1978 (7a ed., corregida y aumentada. Buenos Aires: Ed. Theoria, 1985)
El Pensamiento Nacional- breviario e itinerario Buenos Aires: Ed. Nueva Generación - Pleamar, 1999.
La chispa de Perón: El arte de la política en setenta relatos con humor, sarcasmo y sentencia. San Martín (Buenos Aires): Cántaro, 1990. ISBN 950-99091-8-1
Vida y muerte de López Jordán. Buenos Aires: Ed. Theoria, 1957.
Una provincia al este (poemas). Ed. de Entre Ríos, 1993 (reed.)
La libreta de Rosas. Buenos Aires: Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, 1995.
De don Juan Bautista a don Juan Manuel. Buenos Aires: Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, 1997.
Castañeda. Buenos Aires: Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, 1998. ISBN 987-9278-09-7
El peronismo visto por Víctor Frankl. Buenos Aires: Ed. Theoría, 1999. ISBN 987-9048-30-X
Poemas con matreros y matreras. Buenos Aires : Ed. Theoría, 1999. ISBN 987-9048-26-1
Herder, el alemán matrero. Buenos Aires: Ed. Nueva Generación, 2004. ISBN 987-43-7390-3
Alpargatas y libros - Diccionario de peronistas de la cultura. Buenos Aires: Ed. Theoria, 2004. ISBN 987-9048-51-2
45 poemas paleoperonistas (con Aurora Venturini. Buenos Aires: Ed. Pueblo Entero, 1997. ISBN 987-9148-01-0
Diez hijos de Evita (Prólogo de Ángel Núñez]. Buenos Aires: Ed. Nueva Generación, 2005. Colección Conciencia Nacional: Historia. ISBN 987-9030-49-4
Otra vuelta con Martín Fierro. Buenos Aires: Ediciones Theoria, 1999. ISBN 987-9048-28-8
Flora y fauna en el Martín Fierro. Paraná: Editorial de Entre Ríos, 1997. ISBN 950-686-060-2
La conciencia nacional: Historia de su eclipse y recuperación. Buenos Aires: Ediciones Theoria. ISBN 987-99211-9-4
Goya en la Argentina: El castigo de un genio equívoco. Buenos Aires: Ediciones Pueblo Entero, 1995. ISBN 987-99211-6-X
Porque esto tiene otra llave. De Wittgenstein a Vico. Buenos Aires: Ediciones Pueblo Entero, 1992. ISBN 987-99211-2-7
¿Social-democracia, por qué?. Buenos Aires: Pequén Ediciones, 1984. ISBN 950-9333-05-0
Vida del Chacho. Buenos Aires: Ediciones Theoria, 1a. edición 1962, 2a. edición ampliada 1967, 3a. edición aumentada 1974.
El Che, Perón y León Felipe. Buenos Aires: Nueva Generación, 2002.
Historia y Antología de la Poesía Gauchesca. Buenos Aires: Margus Ediciones, 2004. ISBN 950-9534-08-0.
Siete Escolios Sobre Peron. Buenos Aires: Ediciones Theoria, 2000. ISBN 987-9048-38-5
Evita hay una sola. Buenos Aires: Corregidor, 1999. ISBN 950-05-1233-5
Continuó la "Historia argentina" de José María Rosa, escribiendo los tomos 15 al 21 en colaboración con Enrique Manson y otros autores:

Tomo 14: El justicialismo (con Juan C. Cantoni, Enrique Manson et al.) Buenos Aires: Ed. Oriente, 1993.
Tomo 15: El antiperonismo (con Juan C. Cantoni, Enrique Manson et al.) Buenos Aires: Ed. Oriente, 1993.
Tomo 16: La "revolución argentina" (con Juan C. Cantoni, Enrique Manson et al.) Buenos Aires: Ed. Oriente, 1993. ISBN 950-810-024-9
Tomo 17: El retorno (con Juan C. Cantoni, Enrique Manson et al.) Buenos Aires: Ed. Oriente, 1993. ISBN 950-810-025-7
Tomo 18: Estudios introductorios. Buenos Aires: Nazhira Equipo Ed., 2004. ISBN 987-95511-8-4
Tomo 19: El proceso. Buenos Aires: Nazhira Equipo Ed., 2004. ISBN 987-95511-9-2
Tomo 20: Del mundial al conflicto. Buenos Aires: Nazhira Equipo Ed., 2004. ISBN 987-21726-0-9
Tomo 21: La guerra de las Malvinas y la democracia maniatada. Buenos Aires: Nazhira Equipo Ed., 2004. ISBN 987-21726-1-7
Escribió además numerosos artículos y ensayos incorporados a otras obras, como el prólogo a John William Cooke: el diputado y el Político (Buenos Aires: Círculo de Legisladores de la Nación Argentina, 1998; Serie Vidas, ideas y obras de los legisladores argentinos; 16. ISBN 987-9336-04-6); el trabajo que acompaña a la reedición facsimilar de la Constitución de 1949 (Buenos Aires: Adrifer Libros, 2000. ISBN 987-98495-0-7); las compilaciones de de La jornada del 17 de octubre por cuarenta y cinco autores (Buenos Aires: Corregidor, 1996. ISBN 950-05-0903-2) y La vuelta de Don Juan Manuel : 110 autores y protagonistas hablan de Rosas (Buenos Aires: Ed. Theoría, 1991); la introducción , selección de textos y notas de La Confederación: un proyecto nacional olvidado (Buenos Aires: Ed. del Noroeste, 1976).